miércoles, 27 de abril de 2016

En terapia (temporada 1)

En terapia parte de una idea sencilla: acción a través de la palabra. Lo que se nos muestra es un diálogo continuo. La estructura de la narración nos acerca a la rutina de su protagonista, Paul Weston (Gabriel Byrne en todo su esplendor). Se repite una serie de cinco episodios. Cada uno se corresponde con un día de la semana, de lunes a viernes. De este modo podemos seguir la evolución de cuatro de sus pacientes, y la suya propia. 
Al principio, pensé que seguramente se me haría pesada y que me cansaría tras dos o tres episodios. Eso me fue exactamente lo que me ocurrió hace tres años, cunando intenté verla por primera vez. Tal vez de aquella no estaba preparada para este tipo de entretenimiento. Tal vez tampoco ayudó demasiado el hecho de que la vi doblada al castellano. Esta vez la vi en versión original, y la diferencia es palpable. Hay quien dirá que sólo son detalles, pero creo que esta cuestión es importante, si se tiene en cuenta el carácter dialéctico de la acción. 
Consideraciones sobre el idioma a parte, el gancho de la serie, al menos en esta temporada, es ver cómo el trabajo de Paul va invadiendo su vida privada, y las consecuencias que ello acarrea (o, como reza el dicho, en casa del herrero, cuchillo de palo). ¡Dame drama! Además, la complejidad de los personajes y que sus historias se vayan revelando poquito a poquito, sesión a sesión, mantiene el misterio, y con ello, el interés. Tanto, en mi caso, que hice el mayor "binge-watch" de mi vida. 
En fin, esta temporada me ha dejado una muy buena impresión. Cuando termine de ver la segunda (ya estoy en ello), comentaré qué me ha parecido. 

sábado, 23 de abril de 2016

Hannibal (NBC)

Quien me conozca personalmente sabe que si alguien se arriesgara a preguntarme por alguna serie de televisión, la conversación gravitaría sobre la afirmación vehemente "¡Hannibal! Deberías ver Hannibal, en serio". Puede que recomendara otras, por amor a la variedad, pero, irremediablemente, terminaría por reiterar la absoluta importancia de ver Hannibal.

Sobre esta serie se han escrito ríos de tinta. Si bien la audiencia nunca alcanzó grandes índices (lo que llevó a su cancelación tras la tercera temporada), la crítica siempre ha sido extremadamente favorable con ella y, además, cuenta con uno de los fandoms más activos y salvajes de la red. Yo también quiero alimentar a este monstruo mediático con mi modesto análisis. Os presento "por qué es buena idea parar todo lo que estéis haciendo (o casi) para ver Hannibal":

1. La trama. El desarrollo de la acción puede parecer lento, incluso medianamente sencillo, al principio. Pronto, si no nos rendimos tras los dos primeros capítulos, nos damos cuenta de la magnitud y complejidad que puede llegar a adquirir la trama (y creedme cuando digo que la adquiere).
2. La estética. Unas veces horroriza y otras deleita. Lo bello y lo siniestro van de la mano. No son sino dos caras de la misma moneda.  En cierto modo, es sublime, si se considera como un todo. Desde las macabras (y desagradables al extremo) escenas del crimen, al barroquismo inquietante del mismo doctor Lecter y todo lo que le rodea. La naturaleza es especialmente relevante en la primera temporada. Aquí hay que tener en cuenta todo el simbolismo centrado en el mito del wendigo (ligado a ciertos fenómenos de psicosis relacionada con el canibalismo). Esto nos lleva, por asociación de ideas, a Algernon Blackwood (autor de El Wendigo). La primera temporada bebe, en cierto sentido, de la herencia de ese horror atmosférico, y crea un escenario perfecto para la caída de Will a los infiernos. Durante la segunda, se mantiene, si bien el barroquismo se hace más presente. Esa tendencia alcanza su cumbre en la tercera temporada, que en este sentido (y sólo en este sentido) parece sacada de un cuento de hadas, sobre todo la parte que transcurre en Florencia.
3. Los personajes y las relaciones que se crean entre ellos. Aquí cobra protagonismo la relación entre Will y Hannibal, uno de los ganchos de la serie. Tóxica. Abusiva. Interdependiente. Menos mal que sólo es una relación médico-paciente. ¿O sólo tienen conversaciones? Sin duda, casi llega a monopolizar la atención del público.También se nos muestran (convenientemente) otras relaciones que establece Hannibal con los demás personajes, a destacar Abigail Hobbs (quasi especie de hija subrogada), su psiquatra, la doctora Du Maurier (puede que de los más interesantes, aunque cobre relevancia con el tiempo), Alana Bloom o Jack Crawford. Todos ellos están bien delineados, aunque cuentan con ciertas notas de indefinición que les permite "adaptarse, evolucionar, convertirse". No están cerrados a la influencia de las circunstancias (lo que suele ser sinónimo del influjo que Hannibal ejerce sobre ellos).
4. El reparto. Por el blog hay una entrada dedicada a La Caza, de Thomas Vinterberg. Si no me equivoco, califiqué la actuación de Mads Mikkelsen de impresionante. Aquí ofrece un Hannibal exquisito, en cierto modo comedido y al acecho. A Will Graham lo encarna Hugh Dancy. Puedes sentir su sufrimiento y confusión, su decadencia y cambio. Una actuación sin tacha. Entre otros, destacan Lawrence Fishburne (The Matrix) como Jack Crawford, Michael Pitt (Funny Games) como Mason Verger, Richard Armitage (El Hobbit) como Francis Dolarhyde o Gillian Anderson (Expediente X) como Bedelia du Maurier.
Podría seguir con esto todo el día, pero creo que lo mejor será que deje la entrada aquí. ¡Suficiente por hoy!  No sé si habré convertido a mucha gente a la causa, pero me he quedado bien satisfecha.

viernes, 15 de abril de 2016

Insomnium - Shadows of the dying Sun

Tal vez éste sea uno de mis discos favoritos. Me cuesta imaginar que el death metal melódico pueda ir mucho más allá, aunque pensé lo mismo con el disco anterior de este grupo, One for sorrow. Craso error. Insomnium siempre sorprenden, y lo hacen en el buen sentido. 
Con Shadows of the dying Sun, su sonido se ha vuelto más asequible y eso, al menos creo yo, es algo a agradecer. Las melodías, que cada vez tienen un aire más etéreo (sin olvidar la agresividad consustancial al género), mesmerizan. Al mismo tiempo, muchos de los temas, en su inmersiva progresión, pueden alcanzar cimas que bien podrían definirse como épicas. Eso sí, aquí no hay nada artificioso ni recargado. No encontraremos aditivos, como grandes coros, orquestaciones, o elementos folk, lo que le confiere una cualidad de pureza e inmediatez. Las letras se centran en la angustia de la existencia y en el hecho de decidir, la brevedad de la vida y el sentimiento de orfandad bajo un cielo en el que no hay más que estrellas, entre otros temas, PERO... Hay un gran pero aquí, y es que, entre todo ello, reina un sentimiento de que hay luz, si bien ésta no es explícita. A pesar de todo ese existencialismo que envuelve al disco, éste no nos deja precipitarnos a la desesperación absoluta. Interpreto que esa luz es la búsqueda de conocimiento, y nuestra libertad para hacer que esa vida efímera cuente. Al menos, es la sensación que me invade cada vez que escucho este álbum. 
Si tuviera que destacar algunos temas, mencionaría The Primeval Dark, While we sleep, Ephemeral, The River, la "bonus" Out to the Sea o The Promethean Song. Es precisamente esta última la que más me ha impresionado.
En fin, aquí tenemos una verdadera maravilla, que recomiendo sin reservas.

martes, 12 de abril de 2016

El reino de los cielos (Ridley Scott, 2005 )

Antes de nada, me gustaría aclarar que en esta reseña me refiero a la versión del corte del director, no a la cinematográfica (nunca me canso de repetir esto). ¿Por qué? Porque la película cambia totalmente. Pero... ¡son tres horas! Exactamente. Tres horas, enteras y verdaderas. Os aseguro que merece la pena. En cambio, si una ve la versión cinematográfica, aunque sea más corta, acaba sintiendo que ha perdido el tiempo.
¿Por qué El reino de los cielos? Desde un punto de vista meramente formal, la ambientación y la fotografía son absolutamente inmersivas. Desde los planos austeros y fríos que retratan de la Francia medieval a la riqueza de los palacios de Jerusalén o el ejército de Saladino. La banda sonora, por Harry Gregson-Williams tiene algo de mágico.
Lo que más me atrae de esta película es que es una obra completamente moral, si bien el tratamiento que se confiere a la religión es neutral. Es un cuento sobre la tolerancia, el libre albedrío y la fidelidad a un ideal ético (que recuerda en cierto sentido a la ciudad de dios de San Agustín); un cuento sobre la posibilidad de construir, en paz, un lugar, como ese adagio que tan presente está en nuestra Unión Europea actual, "unidos en nuestras diferencias". El problema es que los personajes son seres humanos, y como tales, ceden ante otras influencias, alejadas de esos principios tan trascendentes. Un reino de conciencia o nada, por usar las palabras del protagonista (retratado como el perfecto caballero), que no permite recurrir a la fórmula del mal menor, es algo que se derrumba por su propio peso. La danza entre extremos y el deseo de poder, camuflado tras una máscara de fe no pueden llevar sino a su colapso.
Sobre el reparto, sólo comentar que es intachable. Liam Nesson, Jeremy Irons, Edward Norton y David Thewlis acompañan a Balian de Ibelin, interpretado por Orlando Bloom. Este último nunca fue santo de mi devoción, pero hay que reconocer que aquí ha hecho un trabajo sólido y creíble. Eso sí, quien más impresiona es Eva Green como Sybilla; una fuerza arrolladora que roba el protagonismo en cada una de sus apariciones.
En mi opinión, El reino de los cielos, en su versión extendida, es una joyita que se sitúa a la altura de las que se consideran las mejores películas de Ridley Scott. Sobra decir que está en mi lista de favoritas. Espero que os animéis a darle una oportunidad.

martes, 22 de marzo de 2016

El topo (Tinker, tailor, soldier, spy) - Tomas Alfredson, 2011

Vi El Topo el día siguiente a su estreno en España. Recuerdo la ilusión con la que fui al cine, con mis padres. De aquella no le comenté a mi madre que era del mismo director de 'Déjame entrar' (digamos que no le entusiasmó la sensación de constante angustia a la que somete). La omisión funcionó, y la película no decepcionó.
Si tuviera que definir el cine de Tomas Alfredson, diría frío. En El Topo, la puesta en escena es opresiva, sí, aunque en menor medida que su predecesora. La angustia es una ligera sensación, latente, junto con una gélida alerta, lo que no quita que también haya luz y elegancia. La fotografía es un festín para los ojos. y la banda sonora, por Alberto Iglesias, una delicia. 
Sobre el reparto, poco hay que decir. Muchos de los 'grandes' del Reino Unido estaban presentes (John Hurt, Colin Firth, Mark Strong, Benedict Cumberbatch...), liderados por un excelente (como siempre) Gary Oldman. Este papel le valió una merecida nominación al Oscar al Mejor Actor en 2012. Cómo no, no se lo concedieron. Una verdadera lástima.
Permitidme el desahogo. Ésta es la cara que se me quedó cuando no le dieron el Oscar.
Los detractores de esta película subrayan la complejidad de la trama y su ritmo lento. Bien, si bien no me considero una experta lectora de John Le Carré, sí he terminado varias de sus obras, incluido el libro en el que se basa el guión, la historia es así. La acción fluye con detalle y  una lentitud por encima de la media (pero tampoco para hacer aspavientos). La violencia está dosificada con cuentagotas. Las relaciones personales se insinúan. El romance apenas se roza, y el desamor es sólo la sombra de una ausencia, de una traición proyectada sobre los personajes. 
Sobre la trama, a mí no me pareció tan complicada. Sólo hay que pensar un poquito. Soy de las que opinan que cuando se ve una película, ha de poner los cinco sentidos en ella. Alfredson no toma a la audiencia por tonta. Tal vez su error ha sido suponer que somos seres más o menos racionales, con cierta capacidad de reflexión. Para entretenerla no hace falta ser la chica más lista de la clase. ¿Tanto cuesta mantener la atención cuando nos privan de los dudosos estímulos de la acción por la acción? Sí, El Topo se mueve entre zonas de penumbra, obligándonos a leer entre líneas, sin llegar a ser una obra hermética. Eso, creo yo, no es un inconveniente, sino un gran mérito. 

martes, 15 de marzo de 2016

Deseo, peligro (Ang Lee, 2007)

Si bien en la entrada que dediqué a Deseando amar hice un alegato contra la tendencia del cine actual a ser excesivamente explícito, me encuentro ahora reseñando esta película, que, en lo que a imágenes se refiere, poco deja a la imaginación.
Todo comienza con un grupo de estudiantes de teatro, en la China ocupada por Japón a finales de los años 30. Son jóvenes, inocentes y patriotas, y sus obras, cómo no, ensalzan el espíritu nacional. Hasta ese punto, todo entra dentro de la "normalidad". Sin embargo, deciden ir más allá del escenario: planean asesinar al señor Yee, uno de los más poderosos colaboradores con los japoneses. Para ello, necesitan un cebo: la bonita Wong Chia Chi debe entrar en el círculo de amistades de su esposa y seducirlo. En este paso del teatro, el mundo de la infancia, a la vida real, no sólo fracasan, sino que terminan por asesinar a otra persona, en una escena de crudeza sin igual. Todos ellos han sacrificado su inocencia por nada, especialmente Kuang Yu Min (el líder), quien asestó el golpe mortal, y Wong Chia Chi, que se había visto forzada a mantener relaciones sexuales con el propósito de poder llevar a cabo su seducción. Las consecuencias son insoportables y el grupo se disuelve. 
Tres años más tarde, en Shangai, Kuang Yu Min se pone en contacto con ella, con la idea de volver a intentar cometer el asesinato,  respaldado esta vez por la Inteligencia de la resistencia china.
Tang Wei sobresale en su papel de protagonista, encarnando a la perfección la evolución de su Wong Chia Chi, su lucha interna por mantener el control y el impacto psicológico que llevar una doble vida tiene sobre ella. En el punto crítico de la operación, ¿a quién le debe lealtad? ¿A aquellos que la utilizan como un trozo de carne para acercarse al traidor, aquellos que le han causado tanto sufrimiento y por los que se siente abandonada? ¿O a él, él, que con cada encuentro se arrastra, abriéndose camino hacia su corazón como una serpiente? Qué palabras tan desesperadas, tan memorables. Y es que, como bien sabemos, los acontecimientos se precipitan sobre nosotros sin que apenas nos demos cuenta.
Él, Tony Leung, en un papel muy diferente al que acostumbra a interpretar, está a la altura del señor Yee, un hombre frío y despiadado, que se desenvuelve con siniestra elegancia. A veces llega incluso a resultar fascinante. ¡Peligro!
Una puesta en escena de belleza intachable y la hermosa banda sonora de mano de Alexandre Desplat completan el marco en el que se desenvuelve este, por momentos hipnótico, cuento cruel.

sábado, 12 de marzo de 2016

Deseando amar (Wong Kar-wai, 2000)

¿Dónde termina la emulación y comienza una verdadera implicación emocional? ¿Se puede jugar con fuego y evitar la quemadura? ¿Es posible trazar una línea infranqueable y dejar los sentimientos tras ella? ¿Tenemos control sobre su génesis?  ¿Hasta qué punto es posible mantener una relación a un nivel platónico, basada en la represión y la sublimación? 
Deseando amar es una de esas películas que, sin que te des cuenta, se instalan en tu memoria a través de la retina, para quedarse.

El argumento es sencillo, aún así, abruma la cercanía en su retrato de la naturaleza humana, frente a la fuerza inclemente del deseo. Chow y Su Li-Zhen viven en el mismo edificio. Los empleos de sus respectivos cónyuges les obliga a ausentarse, y, como consecuencia de ello y a repetidos encuentros fortuitos, cada vez pasan más tiempo juntos. Poco a poco se va forjando una amistad entre ellos. En un momento dado, descubren que sus parejas les son infieles. A partir de entonces deciden comportarse como los otros, como si ella fuera su esposa y él su marido. Actúan y hablan como si fueran ellos. ¿Son sólo conversaciones hipotéticas, fingidas? O, ¿acaso, a través de las máscaras de los adúlteros, están poniendo voz a sus propias emociones?

Todo esto se nos presenta a través de un magistral río de imágenes y música, que se convierte en el diálogo de algunas escenas. La fotografía, sublime en su juego de espejos, el manejo de la cámara lenta, la maestría de los espacios cerrados y el detallismo con el que retrata la vida cotidiana.
En este marco estéticamente intachable, los personajes se precipitan hacia una espiral de la que pocos pueden salir bien parados, en lo que lo importante es aquello que se oculta y sólo se intuye. No flaquean en su pacto (no rebajarse al nivel de sus cónyuges,"no podemos ser como los demás"), no se abandonan a sus sentimientos, lo que hace que estos se magnifiquen aún más. ¿Cómo soportar la tensión? Sus deseos son tan intensos que parece que puedes escuchar a los personajes dándoles forma y palabras; sin embargo, Wong Kar-wai los somete a una represión continua, con la ayuda de las cadenas de la Moral y la Racionalidad. ¿Hasta qué momento pueden dos adultos arriesgarse a dejar atrás toda la vida conocida, enfrentarse al "qué dirán", comportarse como extraños a sí mismos,  por mor de una pasión abocada a ser efímera? Somos adultos,¿no es así? Es posible mantener el control para evitar herirnos, ¿verdad?
No puede sino elogiarse las interpretaciones de Tony Leung (Chow) y Maggie Cheung (Su Li-Zhen). Él, elegante y comedido, tras cuyos ojos ruge una tempestad, cautiva, Después de esta película, se convirtió en uno de mis "eternos favoritos". Bien merecido Premio al Mejor Actor en Cannes. Ella no se queda atrás, exquisita en su sutileza.

Creo firmemente que Deseando amar es el tipo de drama que necesita nuestra generación, en la que reina la aceleración de acontecimientos y las escenas explícitas (no me refiero sólo a las de contenido sexual). Verbalizar y mostrar todo hace que la historia pierda su magia. Lo que se intuye tras el velo, la promesa imposible, lo prohibido, o lo que no nos permitimos alcanzar es, en cambio, una fuerza tan humana como arrasadora.

martes, 8 de abril de 2014

Midnight in Paris

Imaginad que podéis salir "de parranda", todas las noches, con vuestros autores y artistas favoritos ya fallecidos. Imaginad que podéis viajar en el tiempo a la que consideréis la "Edad de Oro".  Eso es exactamente lo que le ocurre nuestro protagonista, un escritor estadounidense que está convencido de que el tiempo pasado, concretamente el París de entreguerras, fue mejor.

Con un buen reparto (Clive Owen, que se desenvuelve con mucha simpatía, Michael Sheen, Marion Cotillard, Rachel McAdams, y Tom Hiddleston entre otros), una ambientación y fotografía exquisitas y un guión encantador, Woody Allen hace un retrato idealizado de París, y nos brinda una película original y agradable en extremo. A día de hoy, la he visto cuatro veces (espero poder seguir repitiendo). Tal vez me guste tanto porque analiza de una forma muy sencilla un sentimiento tan antiguo como el ser humano: ese sentimiento tan romántico de la nostalgia; nostalgia por un tiempo que ya pasó, y que seguramente no fue como pensamos. Por otra parte, a lo largo de los diálogos, se trata el delicado tema del papel del artista en un mundo en el que nada parece tener razón de ser (que no puede ser otro que darle un sentido, hacer de la existencia algo soportable). 


Pero no todo son disquisiciones tan profundamente sesudas,  ya que no faltan chistes al más puro estilo Woody Allen. Me veo obligada a hacer una mención especial de la escena de Dalí (Adrien Brody), posiblemente el gag más memorable de la película (creo que nunca me voy a cansar de esa escena)
.

Si no la habéis visto, os sugiero que la incluyáis vuestra lista de "Pendientes". Estoy segura de que pasaréis un rato delicioso.

lunes, 24 de marzo de 2014

El profesor (Detachment)

Olvidémonos de "El club de los poetas muertos" y bajemos al mundo real, porque realidad fría y dura es lo que nos trae Tony Kaye en esta ocasión. Tengo que confesaros que me está resultando particularmente difícil escribir esta reseña, debido al impacto que me causó la película. Si tuviera que aplicarle adjetivos, la describiría como intensa, visceral, vibrante, de ritmo desquiciado y, en muchos sentidos, necesaria.Tras ver "El profesor", en el cine, quedé tan impresionada que apenas pude articular palabra en un rato, sentía algo en la garganta, probablemente esa presión de la que habla el protagonista en la escena final. 
Nunca me he sentido tan profundamente, en un único y mismo momento, tan separado de mi mismo y tan presente en el mundo. - Albert Camus
Henry Bathes, un profesor sustituto (estupendamente interpretado por Adrien Brody, todo un "bestia" y, perdonad si tal vez me excedo, pero considero que es su mejor interpretación, a excepción de "El Pianista"), es el perfecto anti-héroe de la docencia. Destinado en un instituto de todo menos acogedor, vemos cómo se deja la piel en una eterna pelea por hacer lo correcto... y cómo las cosas no siempre funcionan. Lo más interesante de este personaje son las relaciones que entabla: con su clase, con la alumna que se siente atraída por él, con una joven prostituta a la que recoge de la calle, con los demás profesores, consigo mismo. La historia muestra la crisis del sistema educativo (la crítica va dirigida tanto a los docentes como al alumnado) y de la sociedad en su conjunto, de una forma directa; sin piedad, nos presenta su vacío, su falta de sentido, nuestra desafección. 
Visualmente, la cámara no reposa un segundo, y algunas secuencias son realmente caóticas. Al principio, resulta extraño, pero al poco tiempo una entiende que es una forma muy efectiva de hacernos salir de nuestra comodidad de espectadores/as, de zarandearnos para que despertemos. Muy efectivo, debo añadir.

Os recomiendo que veáis la película (el tráiler no sirve para hacerse una idea efectiva, ya que no se corresponde con el sentido último de ésta). Es dura, triste y lo más alejado que una pueda imaginarse de aquello que uno de mis profesores de Secundaria llamaba "los mundos de yupi", pero maravillosa al mismo tiempo.

domingo, 5 de enero de 2014

Shiva in Exile - Nour


Mi propósito de año nuevo es algo aparentemente tan sencillo como mantener este blog actualizado. Vamos a ello.

Shiva in Exile es una de los grupos que más me han llamado la atención durante los últimos meses, y su álbum "Nour" (que significa "luz" en árabe), una explosión de texturas y ritmos que van desde África hasta la Norteamérica nativa, pasando por la India y Oriente Medio. Estamos ante una obra que mezcla perfectamente la música electrónica con la étnica, con un toque algo oscuro e hipnótico (su fundador, Stefan Hertrich, había trabajado en bandas de gothic metal), en el que llega a parecer que no se trata de dos géneros diferentes, sino de uno mismo. Los instrumentos de cuerda, percusión y viento están integrados de forma armónica con los sintetizadores (de los que no se abusa, cosa que se agradece) y Yana Veva (conocida por formar parte de la banda Theodor Bastard) es la encargada de poner voz a la mayoría de las canciones; una voz agradable, potente y poco convencional, más grave de lo que uno puede esperar. 

Si tuviera que citar algunos temas como los más destacables, serían "Semazen", "We're all one", "Ha'nadi" o "Sah'de", aunque merece la pena escuchar todo el disco, pues en conjunto es sólido, detallista y emotivo (si bien, por circunstancias ajenas a mi conocimiento, ha pasado sin pena ni gloria). Para disfrutarlo no hace falta ser un forofo de la música New Age (yo no lo soy), simplemente hay que dejarse llevar. Muy recomendable.

jueves, 1 de agosto de 2013

Cold Body Radiation - Deer Twilight

La primera vez que escuché este dico, hará dos años, quedé realmente impresionada; su música parecía estar hecha de sueños, bosques y cielos nocturnos. Tiene algo de melancólico, resplandeciente, grandioso, distante. Hay en él algo hipnótico, mesmérico, que hace que te dejes llevar completamente. Es rico en matices, y lo que vamos a encontrar es un álbum con elementos de post-rock, shoegaze y música ambiental. Apenas existe el elemento vocal, y, cuando aparece, lo hace en un segundo plano, como un murmullo traído por el viento, o un grito en una tormenta de nieve. Temas como "Deer Twilight", "Make Believe", "Shimmer" o "Yes, maybe the Stars" son muy a tener en cuenta.

No tengo mucho más que decir salvo que espero que os guste. Os dejo una de las canciones, a ver qué os parece...
 

lunes, 22 de julio de 2013

Hindsight


Una vez más, os traigo una película surcoreana (no os preocupéis, este blog no va a convertirse en un sitio de cine asiático, seguirá habiendo diversidad, palabrita...) de la que me he quedado totalmente prendada. 

Escrita y dirigida por Lee Hyun-seung, Hindsight es una efectiva mezcla entre romance, drama y cine negro, aderezada con un sutil toque de humor y algunas escenas de acción, que cuenta la historia de un mafioso retirado con la ilusión de abrir un restaurante. Durante las clases de cocina a las que asiste, conoce a una joven peculiar, por la que se siente atraído. Puede parecer un poco tópico, pero la historia se desarrolla de tal forma que no te da la sensación de haber visto una cinta más de "mafioso- retirado-conoce-a-chica". La trama va revelando lealtades y deslealtades, luchas internas dentro de la organización criminal a la que el protagonista pertenecía, corrupción y venganzas... pero, ante todo, Hindsight es la historia de la relación entre él y la chica, que se complica cuando descubrimos que ella está siendo presionada para que lo asesine. Por ponerle alguna tacha, confesaré que el final no me llegó a convencer.

Dejad que os diga que, cada vez que veo un filme protagonizado por Song Kang-ho (Joint Security Area, Simpatía por Mr. Venganza, Thirst...), me doy cada vez más cuenta (si es posible), de lo buen actor que es. Conmueve, y tiene la capacidad de interpretar casi todo tipo de papeles. Simplemente... lo hace genial. Tampoco puedo dejar de hacer mención a Sin Se-kyeong, la co-protagonista. Muy buen trabajo.

Y, por último, toca hablar de eso que tanto me gusta a mí... la fotografía. Ya os habréis dado cuenta de que es uno de los factores decisivos (aunque ni mucho menos el único) para que una película me encante. Pues bien, es maravillosa e impresionante. Una joya para la vista.

Os la recomiendo encarecidamente.


jueves, 18 de julio de 2013

A Bittersweet Life

"A bittersweet life", dirigida por Kim Jee-woon, es una de esas películas de cine negro que mezcla magistralmente la belleza y la violencia fría, el lujo y los bajos fondos; a la que no le faltan ni detractores ni entusiastas. ¡Cómo no iba a dedicarle una entrada...!

Visualmente, creo que es  perfecta, cuidada y con mucho estilo, muy elegante. La banda sonora, que recibió un premio en el Festival de Sitges, es de un gusto exquisito, aunque, en mi opinión, lo que destaca es la fotografía y dirección, y la interpretación de Lee Byung-hun (Encontré al Diablo, Masquerade), que, además de tener carisma y una cara bonita (y, sobre todo, trajeado, si me permitís el juicio estético jajaja...), se luce.

La trama no difiere demasiado de la de cualquier película de acción/crimen al uso (venganza a cualquier precio), y sí, hay que decir, en su contra, que es muy sencilla, demasiado sencilla (a veces piensas que podría haber dado para más), pero la película tiene algo, ese algo que hace que te quedes sentadita en el sofá hasta que la última bala alcance su objetivo.

No deja indiferente. A mí me agradó bastante, y, hasta ahora, es de mis favoritas de Corea del Sur.


sábado, 13 de julio de 2013

El hombre sin edad (Youth without youth)



  

Antes de nada, permitidme hacer un comentario muy personal (me muero de ganas): un artista no debería estar “encadenado” a sus trabajos pasados; sin embargo, parece que la crítica y la industria cinematográfica le han colocado ese collar alrededor del cuello al señor Francis Ford Coppola. El artista es libre para crear lo que desee, a capricho, y no lo que otros deseen; y cada obra de arte, así como tiene vida propia, debería ser valorada individual e independientemente. No entiendo ese afán de comparación con sus anteriores películas, me parece que no lleva a ningún sitio.

Reconozco que no ha sido tarea fácil realizar un comentario sobre este filme en particular, ya que se trata de una cinta peculiar y enrevesada, que nos plantea interrogantes tan trascendentales como la definición y existencia del tiempo, el origen del lenguaje, la historia no documentada, desconocida, la posible evolución hacia una súper-especie posterior al Homo Sapiens, la imposibilidad de un genio para completar su gran obra, la existencia de dobles o la teoría de los ciclos, el eterno retorno. Es curioso, porque, hace unos meses, antes de oír hablar de esta película, llegó a mis manos “El mito del eterno retorno”, de Mircea Eliade. Precisamente, en sus trabajos, y en su relato “Tiempo de un centenario” más concretamente, se basó Coppola para escribir el guion.  Casualidades. Puede que, por eso mismo, la película, lejos de disgustarme, me agradase y resultase entretenida. 

Dadme unas líneas para alabar dos aspectos concretos de la obra: la excelente fotografía y las interpretaciones. Las imágenes están muy cuidadas, y predomina una agradable luz cálida. Entra por los ojos. Todo es muy artístico. Sobre las interpretaciones… qué queréis que os diga. Tim Roth, que domina una gran variedad de registros (véase su trabajo desde Reservoir Dogs hasta Lie To Me, pasando por Vatel, Matar a un Rey o Four Rooms), lo hace estupendamente. No creo necesario que añada más (me parece que ha quedado claro que me resulta un actor grato). Muy buen trabajo también el de Alexandra Maria Lara.

Creo que se trata de un trabajo de calidad, recomendable tanto para quien se interese por tan trascendentales asuntos o sea conocedor de la obra de Eliade, como para quien disfrute, sin miedo al tiempo (dura dos horas), con una película bastante atípica.

sábado, 29 de junio de 2013

Orphaned Land - All Is One


Tras el anuncio de que Orpaned Land están nominados al Premio Nobel de la Paz de este año, por su mensaje reivindicativo de respeto, paz y entendimiento entre los pueblos, sobre todo en lo que se refiere a los conflictos entre las tres grandes religiones y culturas monoteístas (aunque se centren más en el judeo-islámico y, en especial, debido al origen de la agrupación, en el palestino-israelí), por fin he tenido la oportunidad de escuchar el regreso de esta gran banda de metal... y no tengo reparos en decir que no encuentro palabras sufientes para alabarlo. No exagero. Probablemente pase mucho tiempo hasta que un disco vuelva a sorprenderme tan gratamente como éste.
 
Al principio temí que la hubiesen pifiado, pues su disco anterior (The Never Ending Way of the ORWarriOR) ya había sido impresionante; pero aquí tenemos un trabajo sobresaliente, mucho más elaborado, trágico y serio. Algunos dirán que es "menos metal"... bien cierto es que no se trata ya de metal extremo, sino de una evolución, muy lógica si analizamos su trayectoria, que ha trascendido los límites del género. Nuevamente nos brindan esa mezcla de música tradicional de oriente medio y metal progresivo, a la que en esta ocasión añaden acompañamiento orquestal (por primera vez) y la colaboración de un coro de 25 voces (que no habían incorporado desde el año 2004, para uno de los temas de Mabool), logrando un álbum rico y cálido. Otra novedad es que las voces guturales casi han desaparecido, cediendo el protagonismo a la voz limpia de Kobi Farhi, muy expresiva y agradable (al menos, desde mi punto de vista). Temas como Through fire and water, Freedom  o Children (me pone los pelos de punta) son simplemente impecables.

Espero que os animéis y le deis una oportunidad, ya que no se trata sólo de una obra excelente, sino también, en mi opinión, muy necesaria, un verdadero canto a la paz.  

martes, 21 de mayo de 2013

El sueño de un curioso - Charles Baudelaire

¿Conoces, como yo, la tortura gustosa,
y haces decir de ti: "¡Oh, qué hombre singular!"?
Yo iba a morir. Y aquello en mi alma amorosa
era atracción y miedo, huir y desear.

Angustia y esperanza, indefinible cosa.
En el reloj de arena la hora iba a llegar;
mi tortura se hacía áspera y deliciosa.
Mi corazón perdía su mundo familiar.

Yo estaba como el niño lleno de expectación
que está esperando que se levante el telón...
Y al fin se reveló la verdad, dura y fría:

estaba muerto ya; y la terrible aurora
me circundaba. ¿Cómo? ¿No había más ahora?
Estaba alto el telón, y la escena, vacía.
- Charles Baudelaire. 
Traducción de Ángel Lázaro.

domingo, 12 de mayo de 2013

La Caza (Jagten)

Fui a ver La Caza el día de su estreno en Asturias, aunque reconozco que no soy demasiado aficionada al cine nórdico (pero Mikkelsen es Mikkelsen, señores, y Vinterberg "tira"). Antes de nada, me sorprendió la afluencia de espectadores (o debería decir espectadoras, porque éramos, la gran mayoría, pertenecientes al género femenino), teniendo en cuenta que otras películas que a priori parecen tener más posibilidades de llenar una sala se habían estrenado esa misma semana. Grata sorpresa.

La sinopsis es simple: cómo la mentira de una niña (pero... los niños nunca mienten, ¿verdad?), como una bola de nieve que se hace más y más grande y devastadora, puede convertir a una persona inocente (¿presunción de inocencia? ¡Ja!) en un proscrito (y en una presa). Parece tan sencillo que apabulla, pero es sólo apariencia, ya que encierra su complejidad, también. Podría decirse que es una película difícil, en la que una piensa más que ve, en la que se calla más que se habla (el silencio de Clara, el de su padre y su hermano, o el del propio Lucas)

En toda la cinta se respira un realismo crudo, del que el protagonista (y el espectador, por ende) sólo parece poder escapar con las hermosas imágenes de los bosques daneses. Pero vamos a por la baza: el guión (premiado) y las interpretaciones,  sobre todo, la de Mads Mikkelsen (Un asunto real, Cocó Chanel & Igor Stravinsky), al que bien le valió el Premio al mejor actor en  Cannes. Impresionante. El público en ningún momento es ajeno al sufrimiento - comparte la carga con un nudo en la garganta - y a la injusticia de la que es víctima Lucas, y ve con impotencia cómo la situación se convierte en imparable,.

"Mírame a los ojos. Mírame a los ojos. ¿Qué ves? ¿Ves algo? Nada. No hay nada. No hay nada."
¿Qué queréis que os diga? Hacía tiempo que no me sentía tan impactada, angustiada ni destrozada por dentro con una película. Todavía hoy, al pensar en ella y en el final - no voy a hacer "spoilers" por si alguien no la vio - se me ponen los pelos de punta. Mi opinión es una de muchas y, como siempre, totalmente subjetiva, pero para mí es, probablemente, la mejor película de esta temporada. Altamente recomendada.

sábado, 6 de abril de 2013

Pensées Nocturnes - Nom d'une Pipe!



Nom d'une Pipe es un álbum excéntrico, rico en texturas, que parece transportarnos a principios del siglo XX o el período de entreguerras, sumergiéndonos en una atmósfera decadente, teatral, dramática y, en muchos momentos, casi caótica. Si tuviera que definirlo en una palabra, diría experimental, ecléctico: a lo largo del disco, encontramos una mezcla entre black metal, música ambient, jazz, música clásica y música circense. Todo junto (en este sentido, me recuerda a Arcturus y su La Masquerade Infernale). El resultado de esta amalgama es, permitidme, el caos tornado en elegante música. Esto es avant-grade/black metal, señores y señoras, saben ya a lo que se atienen, tomen asiento. 

Con la oscura y agresiva Il a mangé le soleil, arranca el disco,  y La marionnettiste, donde se aprecian bien los tines jazz, continúa. Les hommes à la moustache es un interludio orquestal, las cosas se vuelven más interesantes. Le berger viene después, un tema en el que destaca la combinación de voces limpias/agresivas/guturales (con preeminencia de estas últimas). Más lentamente y con piano comienza La Chimère, una fantasía muy orquestada, que no abandona los momentos de agresividad que caracteriza al género. Es en L'Androgyne (mi tema favorito) donde los elementos decadentes y las influencias del jazz mejor se aprecian. Incluso se distingue un instrumento tan poco frecuente como el acordeón y se añade una voz femenina. La Sirène es otra pieza muy dramática, un fragmento de pura locura, impresionante. Como un caótico vals, la pegadiza La Choeur des Valseurs viene detrás, y, para cerrar el álbum, Bonne bière et bonne chère, otro tema orquestal que deja un agradable sabor de boca y la sensación de haber escuchado, si bien un disco raro como él solo, una gran aporte al género.

jueves, 28 de marzo de 2013

The Jane Austen Argument - Somewhere under the rainbow.


Hace tiempo que no escribo en la sección de "Artistas poco conocidos", y no creo que haya nada mejor para revivirla que estos artistas, valga la redundancia.

The Jane Austen argument es un dúo australiano de lo que podría ser calificado como cabaret-noir (o dark cabaret, uno de mis estilos predilectos). Hace tiempo que había oído hablar de ellos, pero no fue hasta ahora cuando me enamoré completamente de su deliciosa música. A la hora de escuchar música hay fases, y puedo decir, con plena seguridad, que esta pareja (Jen Kingwell, piano y voz, y Tom Dickins, voz principal) me tiene, en este momento, fascinada, maravillada. 

Somewhere under the rainbow es su álbum debut, ¡y menudo debut!. Muy intimista,  te atrapa desde el primer momento, con su mezcla entre cabaret berlinés de los años 20  (mucho, mucho piano), punk-cabaret y folk, con algunas influencias "góticas", y su belleza lírica.  Canciones como Maintain the Madness, Under the Rainbow, Song for A Siren, Holes o The End of the World son muy a tener en cuenta.

Para que os hagáis una idea, os dejo los enlaces a  par de vídeos en HD de uno de sus directos (merece la pena verlos, os lo aseguro):

martes, 19 de febrero de 2013

Sherlock

Tal vez esta entrada llegue un poco tarde, pero sabéis que tengo que tomarme las cosas novedosas con calma y experimentarlo todo por mí misma!
Reconozco que me mostré un poco reacia a ver la nueva serie de la BBC. Para mí, que dejasen atrás la ambientación victoriana y que la historia se situase en el Londres actual, era motivo de sobra para ignorarla, y eso hice (sí, en ese sentido, estoy para que me den sartenazos). Al final, después de leer a muchas bloggers, que mis amigas me lo recomendasen y que mi escritorio de Tumblr estuviese siempre a rebosar de fotografías y gifs de la serie, me replanteé mi postura. Y mi reacción, después de haber visto los tres capítulos de la primera temporada, fue:
¿Por dónde empiezo? La puesta en escena y la fotografía están más que cuidadas, al detalle, la trama es impresionante y dinámica, y los guiños a los escritos de Conan Doyle son frecuentes y encajan perfectamente en el guión. Buena banda sonora, también. Los personajes, redondos, presentan nuevas facetas, han cambiado con su época: John Watson es blogger (diez puntos para el doctor), Holmes utiliza parches de nicotina y grita al televisor, Mycroft (Mark Gatiss) está a dieta...

El reparto es otra de las bazas de la serie: el dúo
Oh, sí, el uso reiterado de Tumblr puede perjudicar gravemente la salud.

Nunca he sido muy dada a seguir una programa de televisión (excepto, tal vez, Expediente X), preo me parece que con Sherlock voy a hacer una excepción (están reponiéndolo muajaja!!). Son pocos capítulos, pero largos y bien desarrollados, en los que no se da el odioso "continuará". La sensación que una tiene es que no está viendo una serie (o mini serie, mejor dicho), sino una saga de películas de corta duración (90 minutos).

En definitiva, un trabajo excelente, muy ambicioso y adictivo, más que recomendable (obligatorio para todo seguidor de este detective que se precie). Espero,además, con este post, convencer a alguna mente escéptica, si es que todavía queda alguna a estas alturas.

Joseph Lidster). Últimamente no se ha escrito nada nuevo, pero os dejo los links por si os interesan:
http://www.thescienceofdeduction.co.uk
http://www.johnwatsonblog.co.uk/

Post relacionado: http://nienor-vocesenelviento.blogspot.com.es/2012/02/elemental-post-sobre-sherlock-holmes.html