domingo, 13 de noviembre de 2011

Crónica: Scorpions en Lisboa. Make it real!



Lisboa, 11 – 11 – 11. Era la noche. Después de un accidentado viaje plagado de malos sustos (como que nos robaran y nos viéramos sin dinero en la capital portuguesa...), había pasado la cola que casi rodeaba al Pabellón Atlántico. Había esperado más de una hora sentada en una de las gradas más cercanas al escenario. Por fin. ¡Por fin salían a escena los Scorpions, mis ídolos! El recinto estaba lleno. Y es que los Scorpions son una de las bandas más sobresalientes y carismáticas del rock. En directo, juntan buenos temas con una actitud cercana al público y una forma desenfadada, profesional e intensa de estar en el escenario, y eso es algo que se refleja en el éxito y permanencia de la banda, y en la cantidad de gente que había ido a verlos esa noche.
Lo primero que tengo que decir es: ¡¡NUNCA HABÍA GRITADO TANTO EN TODA MI VIDA!!
El público chillaba, mientras el quinteto  comenzaba a tocar “Sting In The Tail”. El escenario estaba lleno de pantallas con dibujos de rosas rojas. Todo el mundo a corear el “hail, hail, sting in the tail”. Allí estaban Rudolf Schenker, con su clásica Flying blanca y negra (que cambió muchas veces, al igual que su camiseta), Klaus Meine, con su espectacular voz y ataviado con su sempiterna boina, Matthias Jabs, con su Explorer, James Kottak, arriba, en la batería, y Pawel Maciwoda, con el bajo. Continuaron con “Make It Real”, y, sí, fue real, no fantasía, aunque yo creía estar en un sueño. Una parte de mí no creía que estuviese allí, viendo a los Scorpions en vivo. Luego vino “The Zoo”, canción en la que Matthias rugía (o eso me pareció), y Klaus repartía baquetas entre el público. Con cada canción, las imágenes en las pantallas cambiaban. “Loving You Sunday Morning”, clásico tema del Lovedrive, disco del 79, nos puso a cantar “Uuh ahh guapapapapapa”. Seguidamente, vino la instrumental “Coast To Coast” (en la que Klaus tocó la guitarra) Uno de los momentos más emotivos de la noche fue durante “The Best Is Yet To Come”, una canción que tuvo la capacidad para hacer cantar a todo el pabellón. Klaus se deleitó haciéndonos corear el estribillo una y otra vez. Pero mucho más se entregó el público con “Send Me An Angel” y “Holiday”, clásicas baladas de la banda. Klaus no paraba de poner el micrófono para que cantásemos, y de hacer gestos para que lo hiciésemos más y más alto. Después de estas canciones suaves, fue el turno de “Raised On Rock”, tema que abre el álbum Sting In The Tail. Inmediatamente, llegó el momento del solo de batería de James Kottak, el “Kottak Attack”. Mientras el batería de Los Ángeles interpretaba su solo, se proyectaba un vídeo (puede verse aquí) en el que aparecía él dando vida a las portadas de los Scorpions, muy entretenido. A la mitad del solo, exclamó: “Just three words: YOU KICK ASS!!!” Luego, se subió encima de la batería, se descamisó y bebió un vaso de cerveza mientras tocaba con los pies (y, sí, la mitad de la cerveza fue fuera). El solo acabó con la interpretación de la portada del Blackout en las pantallas. Aullamos, porque sabíamos lo que venía, y comenzó “Blackout”, tema muy celebrado. Rudolf salió ataviado con una máscara, vendas y tenedores en los ojos, al estilo de la portada del disco. Posteriormente tocaron “Tease Me Please Me”,  (las pantallas se llenaron de siluetas de mujeres), el “Six String Sting” (el solo de guitarra de Matthias Jabs) y “Dynamite”, probablemente la canción más dura de todo el set. Luego vino “Big City Nights”, tema  bien conocido y con el que “se despedían”.
Las luces se apagaron, pero al poco tiempo volvieron a aparecer Klaus y James, sonriendo, señalando al público, como diciendo “eh, mira, ¡pero si todavía están ahí!” Así que la banda se puso a tocar “Still Loving You”, y todo, las pantallas y las luces, era de color rojo pasión, muy adecuado para la balada, una de las más conocidas de la banda. Me fijé que detrás de mi había una pareja besándose, ¡qué bonito! ¿Qué canción vino después? Klaus comenzó a decir que el mundo cambiaba, que estaba cambiando: el  famoso himno “Wind Of Change”, cantado palabra por palabra por el público. El color del escenario era, esta vez, violeta. Impresionante interpretación. Para continuar con la racha de canciones notables, llegó el subidón con “Rock You Like A Hurricane”, un tema muy cañero y endiabladamente pegadizo, con el que entran ganas de subirse encima de la butaca y bailar. Realmente, nos “rockearon” como un huracán. La canción encargada de acabar el concierto fue “When The Smoke Is Going Down”. La banda se despidió, dando las gracias al público (no es que yo sea parcial, pero nos portamos: nos sabíamos todas las canciones e incluso les cantamos el “oé-oé”, cosa que debió de gustarles bastante) Y nosotros nos quedamos parados allí, esperando a que se produjese el milagro, a que la banda volviese a salir con otra canción, pero no hubo milagro. Como dice una de sus canciones: “I wish this night could last forever, but it’s time to go.” (Desearía que esta noche pudiera durar para siempre, pero es hora de irse)
Un concierto estupendo, genial. Su actitud no fue, en ningún momento, la de una banda que va a retirarse. Rudolf no paró de correr de un lado a otro, dar saltos al ritmo de la batería, tocar sin parar de moverse con la música y hacer poses estilo “guitar hero” (hubo un momento en el que se colgó la guitarra del cuello y comenzó a dar vueltas y más vueltas) Matthias estuvo sorprendente, enérgico (por cierto, me encantaba su camisa) Klaus estuvo muy conectado con el público, lanzando baquetas, haciéndonos cantar todas las canciones, y se permitió hacer algún bailecito, tocar la pandereta e incluso se subió encima de Rudolf y Matthias para hacer la típica pirámide humana tan “escorpionera”. James y Pawel, geniales: James, muy divertido y esforzado; Pawel, muy animado,  parecía el más serio del grupo y se desenvolvía con total confianza. A todos ellos se los veía contentos, desahogados y disfrutando con lo que hacían.
¿Qué decir? ¡Que no había gritado tanto en toda mi vida! (tanto que dolía) Que canté todas las canciones, que me emocioné con las baladas, que casi lloro cuando se despidieron. ¡¡Que me muero de ganas de volver a verlos!! ¡Scorpions, tenéis que venir a España! Come to Spain!!  Como fan dura de roer, sigo creyendo que “The best is yet to come”.  En definitiva, una noche para recordar. Still loving you, Scorpions.



Os dejo algunas fotos que tomé durante su actuación: 







martes, 1 de noviembre de 2011

Sobre vampiros y derivados


Es un hecho: los vampiros están de moda. (Está tan claro que la persona que no se haya enterado debe haber pasado los últimos años confinada en un ataúd) Se han impuesto en las editoriales juveniles, y también en la gran pantalla. No se puede negar que durante estos años, los “atractivos” (para algunas…) “neovampiros” han tenido un éxito espectacular.
Personalmente, esta reinvención del género no me inspira simpatía, prefiero los viejos clásicos y el folklore tradicional, pero no voy a dedicarme, en esta entrada, a hablar sobre historias de aparecidos, ni ha tomar parte en la pelotera que tanto se lleva “vampiros de verdad vs. vampiros modernos” (el tema está muy visto ya); me gustaría  dar a conocer una curiosidad: la personalidad vampírica. Según he leído, parece ser que la respuesta emocional de quien ve películas o lee libros de este género de forma habitual es tan satisfactoria que hace que los fans se sientan parte del mundo vampírico, yendo más allá de la identificación normal de las personas con los personajes de cualquier historia, y que, en casos extremos, puede desencadenar una obsesión enfermiza que lleva a actuar a las personas como verdaderos aparecidos.
Como buena seguidora (y neófita también) de Expediente X, todo esto me recordó a  un capítulo (cuidado con los repartidores de pizza con pupilas fosforescentes!), aunque no voy a seguir por ahí, porque la entrada podría derivar hacia el chupacabras y de ahí a Tercer Milenio…
Hablando de todo un poco y para dar un final desenfadado a la entrada (ya sabéis, me encanta acabar las entradas con un poco de música),  os dejo una canción de Whitesnake titulada “Night Hawk: Vampire Blues” (y bien majo el “vampiro” muajaja):