martes, 8 de abril de 2014

Midnight in Paris

Imaginad que podéis salir "de parranda", todas las noches, con vuestros autores y artistas favoritos ya fallecidos. Imaginad que podéis viajar en el tiempo a la que consideréis la "Edad de Oro".  Eso es exactamente lo que le ocurre nuestro protagonista, un escritor estadounidense que está convencido de que el tiempo pasado, concretamente el París de entreguerras, fue mejor.

Con un buen reparto (Clive Owen, que se desenvuelve con mucha simpatía, Michael Sheen, Marion Cotillard, Rachel McAdams, y Tom Hiddleston entre otros), una ambientación y fotografía exquisitas y un guión encantador, Woody Allen hace un retrato idealizado de París, y nos brinda una película original y agradable en extremo. A día de hoy, la he visto cuatro veces (espero poder seguir repitiendo). Tal vez me guste tanto porque analiza de una forma muy sencilla un sentimiento tan antiguo como el ser humano: ese sentimiento tan romántico de la nostalgia; nostalgia por un tiempo que ya pasó, y que seguramente no fue como pensamos. Por otra parte, a lo largo de los diálogos, se trata el delicado tema del papel del artista en un mundo en el que nada parece tener razón de ser (que no puede ser otro que darle un sentido, hacer de la existencia algo soportable). 


Pero no todo son disquisiciones tan profundamente sesudas,  ya que no faltan chistes al más puro estilo Woody Allen. Me veo obligada a hacer una mención especial de la escena de Dalí (Adrien Brody), posiblemente el gag más memorable de la película (creo que nunca me voy a cansar de esa escena)
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Si no la habéis visto, os sugiero que la incluyáis vuestra lista de "Pendientes". Estoy segura de que pasaréis un rato delicioso.

lunes, 24 de marzo de 2014

El profesor (Detachment)

Olvidémonos de "El club de los poetas muertos" y bajemos al mundo real, porque realidad fría y dura es lo que nos trae Tony Kaye en esta ocasión. Tengo que confesaros que me está resultando particularmente difícil escribir esta reseña, debido al impacto que me causó la película. Si tuviera que aplicarle adjetivos, la describiría como intensa, visceral, vibrante, de ritmo desquiciado y, en muchos sentidos, necesaria.Tras ver "El profesor", en el cine, quedé tan impresionada que apenas pude articular palabra en un rato, sentía algo en la garganta, probablemente esa presión de la que habla el protagonista en la escena final. 
Nunca me he sentido tan profundamente, en un único y mismo momento, tan separado de mi mismo y tan presente en el mundo. - Albert Camus
Henry Bathes, un profesor sustituto (estupendamente interpretado por Adrien Brody, todo un "bestia" y, perdonad si tal vez me excedo, pero considero que es su mejor interpretación, a excepción de "El Pianista"), es el perfecto anti-héroe de la docencia. Destinado en un instituto de todo menos acogedor, vemos cómo se deja la piel en una eterna pelea por hacer lo correcto... y cómo las cosas no siempre funcionan. Lo más interesante de este personaje son las relaciones que entabla: con su clase, con la alumna que se siente atraída por él, con una joven prostituta a la que recoge de la calle, con los demás profesores, consigo mismo. La historia muestra la crisis del sistema educativo (la crítica va dirigida tanto a los docentes como al alumnado) y de la sociedad en su conjunto, de una forma directa; sin piedad, nos presenta su vacío, su falta de sentido, nuestra desafección. 
Visualmente, la cámara no reposa un segundo, y algunas secuencias son realmente caóticas. Al principio, resulta extraño, pero al poco tiempo una entiende que es una forma muy efectiva de hacernos salir de nuestra comodidad de espectadores/as, de zarandearnos para que despertemos. Muy efectivo, debo añadir.

Os recomiendo que veáis la película (el tráiler no sirve para hacerse una idea efectiva, ya que no se corresponde con el sentido último de ésta). Es dura, triste y lo más alejado que una pueda imaginarse de aquello que uno de mis profesores de Secundaria llamaba "los mundos de yupi", pero maravillosa al mismo tiempo.

domingo, 5 de enero de 2014

Shiva in Exile - Nour


Mi propósito de año nuevo es algo aparentemente tan sencillo como mantener este blog actualizado. Vamos a ello.

Shiva in Exile es una de los grupos que más me han llamado la atención durante los últimos meses, y su álbum "Nour" (que significa "luz" en árabe), una explosión de texturas y ritmos que van desde África hasta la Norteamérica nativa, pasando por la India y Oriente Medio. Estamos ante una obra que mezcla perfectamente la música electrónica con la étnica, con un toque algo oscuro e hipnótico (su fundador, Stefan Hertrich, había trabajado en bandas de gothic metal), en el que llega a parecer que no se trata de dos géneros diferentes, sino de uno mismo. Los instrumentos de cuerda, percusión y viento están integrados de forma armónica con los sintetizadores (de los que no se abusa, cosa que se agradece) y Yana Veva (conocida por formar parte de la banda Theodor Bastard) es la encargada de poner voz a la mayoría de las canciones; una voz agradable, potente y poco convencional, más grave de lo que uno puede esperar. 

Si tuviera que citar algunos temas como los más destacables, serían "Semazen", "We're all one", "Ha'nadi" o "Sah'de", aunque merece la pena escuchar todo el disco, pues en conjunto es sólido, detallista y emotivo (si bien, por circunstancias ajenas a mi conocimiento, ha pasado sin pena ni gloria). Para disfrutarlo no hace falta ser un forofo de la música New Age (yo no lo soy), simplemente hay que dejarse llevar. Muy recomendable.