Antes
de nada, permitidme hacer un comentario muy personal (me muero de ganas): un
artista no debería estar “encadenado” a sus trabajos pasados; sin embargo,
parece que la crítica y la industria cinematográfica le han colocado ese collar
alrededor del cuello al señor Francis Ford Coppola. El artista es libre para
crear lo que desee, a capricho, y no lo que otros deseen; y cada obra de arte,
así como tiene vida propia, debería ser valorada individual e independientemente.
No entiendo ese afán de comparación con sus anteriores películas, me parece que
no lleva a ningún sitio.
Reconozco
que no ha sido tarea fácil realizar un comentario sobre este filme en
particular, ya que se trata de una cinta peculiar y enrevesada, que nos plantea
interrogantes tan trascendentales como la definición y existencia del tiempo,
el origen del lenguaje, la historia no documentada, desconocida, la posible
evolución hacia una súper-especie posterior al Homo Sapiens, la imposibilidad
de un genio para completar su gran obra, la existencia de dobles o la teoría de
los ciclos, el eterno retorno. Es curioso, porque, hace unos meses, antes de
oír hablar de esta película, llegó a mis manos “El mito del eterno retorno”, de
Mircea Eliade. Precisamente, en sus trabajos, y en su relato “Tiempo de un
centenario” más concretamente, se basó Coppola para escribir el guion. Casualidades. Puede que, por eso mismo, la
película, lejos de disgustarme, me agradase y resultase entretenida.

Dadme
unas líneas para alabar dos aspectos concretos de la obra: la excelente fotografía
y las interpretaciones. Las imágenes están muy cuidadas, y predomina una
agradable luz cálida. Entra por los ojos. Todo es muy artístico. Sobre las
interpretaciones… qué queréis que os diga. Tim Roth, que domina una gran
variedad de registros (véase su trabajo desde Reservoir Dogs hasta Lie To Me,
pasando por Vatel, Matar a un Rey o Four Rooms), lo hace estupendamente. No
creo necesario que añada más (me parece que ha quedado claro que me resulta un actor
grato). Muy buen trabajo también el de Alexandra Maria Lara.
Creo
que se trata de un trabajo de calidad, recomendable tanto para quien se
interese por tan trascendentales asuntos o sea conocedor de la obra de Eliade,
como para quien disfrute, sin miedo al tiempo (dura dos horas), con una película
bastante atípica.